Arañan mi cara y alma
esas divagaciones que cargan la
espalda.
Fantasmas, sombras, ángeles y
demonios.
Sonrisas y lagrimas que hacen de la
vida
una apasionante circunstancia.
Y miro adelante.
Arriba, de frente y hacia abajo.
Pero ni olvido ni desprecio el
sendero
que hasta aquí me trajo.
Ejemplo, martil, pasajero de un
tiempo peleado.
Soy lo que creo quiero.
Niego a mis dedos señalar,
prohíbo a mi coherencia culpar de
oídas.
Abogado del demonio me hago
cansado de las tonterías que decoran
esa orilla.
Marchita, podrida, que dicen,
paso a mejor vida.
Antonio Fco Buitrago
No hay comentarios:
Publicar un comentario