Aun hoy,
se me escurre entre mis separados
dedos.
Alegría de mi pecho, dueña de mi
sueño,
sonido y olor de mi presente
recuerdo.
En tus ojos de agua clara se baña
aquello que llaman alma.
Aquello, que me amarra corazón y
entraña.
Papá, papá… música, esta si,
celestial.
Graba y recoge mi aliento con tu
despertar.
Sigo andando, tu mano bajo la mía,
más que el día, que la noche y su
llena luna, ilumina tu sonrisa.
…Más, que la vida ya fuera eterna.
Lentamente, tu historia camina.
Ratita avispada, presumida,
observadora.
Ratita sabor de amapola, gracia y
estandarte de la casa.
De tres letras, jamas solas,
tu nombre recorre pasillo y
balcones.
Ana, pequeña y enorme.
Botellita de mi perfume, hada de mis
voces,
cariño de mis venas inútiles.
Enredadas las palabras, la boca
amarga.
Cuajadas las lágrimas, el pecho se
levanta.
Es ella, mi pequeña princesa, niña
de mi sola esperanza,
mujercita ya, de mi gritado querer.
Ojos por siempre, de mi
reconfortable placer.
Dedicado a Ana por su décimo cumpleaños.