Pegado con fuerza, mejilla con mejilla,
nace en mí una lagrima huida, mientras, ella me mira.
De tan dulzura sus caricias,
que mi corazón revienta llenando la habitación de excusas.
Todos a su alrededor, queriendo pensar en lo mejor.
Como siempre, noche buena o no,
es nuestra estrella, el resplandor de unión
con la que hermanos y padres
damos todos los días gracias al Señor.
Sirvan estas humildes letras de plegaria,
para seguir padeciendo de su amor,
ya que si él, se me escapa el alma rasgando mi interior.
Sin filo frío, sin nada más,
que el peor dolor.
Estas letras se las dedique a Sonia, mi hermana menor, en uno de aquellos sustitos que oprimen por dentro... texto, que también aparece en el libro. Apuntes y recuerdos del alma.
Antonio Fco Buitrago
Parece que siempre digo lo mismo, pero es lo único que me sale: PRECIOSO.
ResponderEliminarEres un poeta, amigo mío.
Tú que me lees con buenos ojos Alberto.
Eliminarun abrazo.
Una verdadera declaración de amor
ResponderEliminarSin duda Lola, muy real.
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